¿Preparados?¿Listos? ¡Ya!
Recuerdo cuando el en colegio “tocaba” atletismo y la frase: «¿Preparados?, ¿Listos?, ¡Ya!”. Nunca entendí qué hacía el “Listos” en medio. Para mí lo natural era pasar del “Preparados” al “¡Ya!”, directamente. Con el paso del tiempo, viendo los Juegos Olímpicos por la televisión, me di cuenta de que la fase de “Listos” tenía mucho sentido en las carreras cortas. En ellas, el tiempo de reacción de la salida tiene mucha incidencia en el tiempo final. No tanto en las carreras largas, donde no es tan importante empezar bien, pues es un recorrido a largo plazo. Por eso en las carreras largas se empieza de pie y en cambio, en las cortas, en esa posición tan característica agachada, con las manos en el tartán.
Que el tiempo es la variable clave en el Management de las organizaciones no es nada nuevo. Actuar de forma rápida y eficaz en un entorno que cambia constantemente es la clave del éxito. La complejidad actual en la que nos movemos ha llegado para quedarse. No es una situación temporal causa-efecto con fecha de caducidad. Es nuestra manera de vivir, como sistema hoy. De la tribu a la que solo le afectaba lo que pasaba en su entorno más cercano (si era un año de lluvias o no, los ataques de las tribus vecinas, etc.) hemos pasado a que todo está interconectado y cualquier movimiento en el mundo nos afecta, en mayor o menor medida, rompiendo nuestro equilibrio. La estabilidad ya no se declina como una foto fija sino como un vídeo, en continuo movimiento.
Éste es el contexto en el que las empresas tienen que lidiar con su día a día. Tomar decisiones constantemente, de manera ágil, con un buen análisis previo y tener a la organización conectada y preparada para que sea posible es en lo que trabajan hoy todos los equipos directivos. La mayoría saben a dónde quiere llegar y que necesitan evolucionar desde donde están actualmente. El problema surge cuando esta evolución se trata como cualquier “problema” que hay que solucionar. “Sé lo que necesitamos y la organización está preparada para cambiar, tenemos los sistemas de información y la estructura adecuada para ello… Solo dime qué tengo que hacer y lo hago” es una frase que la escucho a menudo. Es pasar del “Preparados” al “¡Ya!” sin el “Listos”. Y, cuanto más rápido se requiere efectuar el cambio, más importancia y más atención se debe prestar al “Listos”, como en las carreras de Atletismo.
¿Cómo efectuar un proceso de transformación cultural de Liderazgo sin saber de dónde viene la Cultura existente en una organización, que le ha permitido llegar a ser lo que es hoy, y qué frenos y aceleradores están en esa cultura y cómo van a jugar a favor o en contra para el cambio?. ¿Cómo afrontar un proceso de desarrollo individual del Liderazgo a través de un proceso de feedback 360 sin hablar previamente de qué es el feedback, para qué sirve y desde qué intención lo queremos dar y también recibir?. Todo esto está en el “Listos”. Es decidir libre y conscientemente, teniendo la perspectiva completa. Una transformación sin consciencia y sin libertad de elección no es transformación. Saltarse el “Listos” es ir como “pollo sin cabeza”, yendo de un lado a otro, apagando fuegos.
Además, el “Listos” no puede eternizarse, los músculos están tensos y a punto para ponerse en movimiento de manera inmediata, y la concentración es máxima esperando la explosión de la acción. Lo que más se desea cuando uno está listo es empezar a correr. Parar cuando se toma consciencia es sinónimo de frustración. Porque, además de crear algo nuevo y diferente partiendo de lo que ya existía, la transformación es un camino de no retorno.
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