Comunicar integridad

Llegar al cliente de forma rápida y directa y, además, transmitiendo confianza es el gran reto de la Comunicación de una marca. Sobre todo en estos últimos años, cuando a raíz del uso generalizado de Internet y las redes sociales, el rol de los departamentos de Comunicación y de Marketing ha ganado consideración en el organigrama empresarial.

Pero ya no les basta con explicar qué hacen. Tanto a nivel interno como en su Comunicación externa con clientes, proveedores y socios, las empresas deben saber transmitir porqué hacen lo que hacen. Es la ‘Teoría del Círculo Dorado’ que Simon Sinek explica en su libro Start with why. Para Sinek, lo importante no es tanto qué haces sino por qué existes, haces lo que haces y para qué lo haces. Así, aprendiendo a formular las preguntas adecuadas, se generan respuestas que marcan el camino hacia empresas inspiradoras, proyectos innovadores y gente comprometida para desarrollarlos.

El Propósito, la Responsabilidad Social y el Compromiso Medioambiental han reemplazado la tríada de Misión, Visión y Valores de los últimos años. Pero el peligro es el mismo y está en la falta de integridad, es decir caer en tácticas como el Greenwashing o que la Comunicación esté disociada de la acción. Un desfase entre lo que se predica y lo que se actúa es realmente contraproducente, ya que la falta de coherencia puede penalizar mucho a una institución o marca.

Si la voz de la marca y sus acciones no están alineadas, desvelarán una peligrosa falta de integridad. Porque no basta con llenar de buenas intenciones una memoria anual o escribir un manifiesto para dar atractivo a una web. Lo único que tiene verdadero valor es llevar a cabo las promesas, hacerlas realidad con honestidad.

La gente tolera cada vez menos el bla, bla, bla y las falsas apariencias que proyectan las redes sociales. En las empresas, la falta de sinceridad tiene un poder corrosivo, porque ataca directamente a órganos vitales como la confianza, el compromiso y la motivación del equipo. Sus efectos colaterales pueden incluso hacer tambalear la Cultura de la empresa, sus posibilidades de transformación y de Liderazgo colectivo.

Por todo ello, auditar la integridad en la organización debería incluirse en el orden del día de los comités de Dirección de las empresas, igual que lo están la PyG mensual, el Cash Flow o los reportings comerciales. Porque si realmente queremos evolucionar hacia un Liderazgo más consciente, colaborativo y que empodere a las personas, debemos empezar por trabajar la integridad, la coherencia y la autenticidad. En nosotros mismos y en todas nuestras relaciones. Es decir, de dentro hacia fuera y alineando lo que pensamos, lo que sentimos y lo que comunicamos.

Coherencia Comunicación Integridad