Executive coach

En 2016, conocí a Álex Galofré (The Coaches) y conecté de nuevo con Pablo Tovar y Verónica Menduiña, que me presentaron a su socio Daniel Poch. De todos ellos aprendí y me introdujeron en el ámbito del Coaching. Seis años antes Pablo, Verónica y Daniel habían fundado AddVenture para desarrollar el Coaching Ejecutivo de Alta Dirección a un nivel de exigencia insólito hasta ese momento y estaban planteándose abrir la empresa a nuevos Coaches.

Disfruté de volver a ser un aprendiz, de “llevar la L colgada en la espalda” como me presentaron mis socios actuales de AddVenture en un programa multitudinario, sin que ello me ruborizara. Me sorprendió porque no era a lo que estaba acostumbrado pero lo encajé bien, por convencimiento y porque previamente había hecho las paces con la vanidad.

Estudié diferentes metodologías de Coaching y realicé toda una serie de programas con los que no solo obtuve las credenciales para ejercer como Coach, sino que hice un máster en autoconocimiento, paso previo que considero imprescindible. A todas estas herramientas de desarrollo de liderazgo, habilidades de facilitación, lógicas de acción y autoconsciencia sumé un bagaje muy personal: mi experiencia previa como practitioner.

Esta variable fue muy bienvenida en AddVenture y, en cierta manera, me acreditaba como prescriptor. No sólo iba a aportar una mirada nueva y pensamiento lateral, también la oportunidad de percibir las cosas desde otra perspectiva: la de nuestro target. Nuestros clientes valoran muy positivamente mi capacidad de ponerme in your shoes, precisamente porque conozco el terreno y he pisado sus tierras movedizas. No sentirse juzgados sinó comprendidos, desde el máximo respeto, reconocimiento y empatía, les genera confianza y la consecuente apertura que necesitamos para que el trabajo sea realmente transformador.