Liderazgos más sostenibles
Todos somos líderes. Me gusta decirlo en voz alta en mis sesiones de Coaching o ponerlo aquí por escrito. No es una exageración ni una reflexión cargada de ingenuidad, todo lo contrario. Estoy convencido de que todos tenemos la capacidad de serlo o, dicho de otra forma, que todos poseemos la condición de líder.
Para comprenderlo bien, hay que dejar atrás la creencia de que líder y jefe son sinónimos. Durante demasiado tiempo muchos les hemos otorgado el mismo significado, pero hoy en día sabemos que ser líder está disociado del cargo y aunque algunas personas juegan los dos roles a la vez, no siempre es así. Esto que por una parte suena como amenaza a los que se consideran líderes por el simple hecho de ostentar un cargo de nivel, por la otra, empodera a muchísima gente para desplegar su propio liderazgo.
Una característica fundamental de estos nuevos liderazgos es la sostenibilidad. No sólo me refiero a estar alineados con las “3 P de la sostenibilidad” aceptadas en el mundo de los negocios: People, Planet, and Profit, sino también a llevar a cabo un liderazgo aterrizado en el presente sin que ello comprometa las propias necesidades del futuro. Una buena analogía es la mentalidad maratoniana que evita, según el refranero, “arrancadas de caballo y paradas de burro”. A pesar del entusiasmo o la motivación extra que nos genere un nuevo proyecto o responsabilidad, debemos calcular bien la entrega de energía para no agotarla antes de llegar a la meta.
Esto pasa por algo no demasiado popular hoy en día como es el descanso. El reposo es tratado a menudo como un sinsentido cuando en realidad es todo lo contrario, es un activo productivo. Para hacer esta afirmación me baso en los estudios de la Doctora en Neurociencia Mary Helen Immordino Yang quién, a partir de resonancias magnéticas del cerebro, ha comprobado que cuando estamos descansando, inactivos o meditando, nuestro cerebro conecta con aquello que realmente es importante para nosotros y eso nos permite actuar con mayor coherencia.
Esto hoy en día es harto difícil, teniendo en cuenta que el ocio ocupa el espacio del descanso y la desconexión ha sido reemplazada por la conexión tecnológica. De hecho, ya hay quién dice que el Offline es el nuevo lujo y lo que está claro es que para conectar con nosotros mismos, antes debemos desconectar física y emocionalmente del entorno.
Estos descansos cerebrales, que tanto recomienda la Neurociencia, en lugar de ser excusas para escaquearse son pausas para oxigenarnos, despejarnos y reincorporarnos al trabajo de forma más lúcida. El mindfulness, del que he hablado y hablaré en siguientes posts, es una práctica efectiva para mantenernos presentes y en nuestro centro. Otras son la introspección y la introversión en un mundo donde los extrovertidos siempre se han llevado los halagos.
En esta línea de desbloquear el poder del silencio es a lo que nos invita el explorador noruego Erling Kagge quién, al estropearse la radio que le conectaba al mundo, pasó cincuenta días atravesando la Antártida en total aislamiento. Tras su inesperada y transformadora experiencia escribió el libro “Silencio, en la era del ruido”, donde pone en valor los momentos de silencio y enseña a hallarlos en el día a día por muy ajetreados u ocupados que estemos. Una verdadera invitación a estos espacios de pausa y regeneración imprescindibles para mantener un liderazgo sostenible y consistente.
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