Copiloto de tu cambio
“Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Este proverbio africano resume la reason why de un proceso de Coaching de Alta Dirección. Para que haya un cambio verdadero, es decir una transformación, éste debe ser profundo. Y eso requiere salir de la zona de confort, abrirse a reconsiderar las propias certezas y ser lo suficientemente valiente para descubrirse y cuestionarse lo aprendido, e incluso para dejar de competir -inconscientemente- con uno mismo. El camino del desarrollo del Liderazgo es el camino de la autoconsciencia y eso requiere bastante más que la intención de ir a por ello.
Ese cambio de actitud y la apertura que preceden cualquier cambio no es fácil y demanda humildad, confianza y perseverancia. Por propia experiencia sé que asumir el compromiso de cambiar no sólo para liderar sinó, sobre todo, para vivir mejor, acaba resultando muy liberador y gratificante. Es el primer paso para emprender un viaje vital que, con la guía adecuada, es probable que acabe transformando la cultura de toda una organización. El poder de influencia de quien está en lo alto de la jerarquía es muy grande y eso demanda una toma de consciencia y de responsabilidad del impacto generado en los demás también muy elevadas.
Pero también sé que por el camino hay piedras, curvas, cambios de rasante a prueba de vértigo y rutas en las que se necesita un mapa para no desorientarse. Por eso, la figura del copiloto me parece adecuada para explicar cómo un Coach puede indicar y sugerir el camino, para que la persona que conduce el cambio no se desvíe ni se pierda, y pueda llegar al destino.
Hay diferentes perfiles de Coaches. El mío es el de una persona que previamente ha estado al volante como alto directivo y eso me permite entender bien la situación en la que se encuentra mi compañero de viaje, los condicionantes con los que desarrolla su actividad, sus acciones y reacciones. Por eso me siento muy realizado y conectado a mi propósito al poder compartir mi experiencia y ponerla al servicio de las personas para que dejen de contemplar el cambio como una amenaza o imposición, y se dejen llevar.
Para mí es primordial transmitirles la suficiente seguridad para que suelten resistencias y emprendamos juntos una aventura transformadora, en la que el error será admitido como parte del proceso, conjugaremos hard skills y soft skills, probaremos nuevas metodologías, entenderemos el beneficio de la duda y dejaremos de ver el desacuerdo como una amenaza personal. Y todo ello lo haremos a partir de una comunicación fluida y continua, en la que el rol dejará paso a la persona y la confianza irá superando el miedo a fallar, a defraudar o a no cumplir las expectativas. Para liderar, al fin, desde un lugar más sano y equilibrado para todos.